viernes, 16 de septiembre de 2011

La escuela y la sociedad






Realizando la lectura del “suicidio” de  Émile Durkheim me llamó la atención unos de sus pensamientos que pueden ser aplicables a la actualidad cómodamente.
Durkheim se pregunta si la escuela como formadora de carácter puede modificar la conducta de los individuos en la sociedad. Como respuesta a este interrogante él se responde que este planteo es concederle a la educación un poder que ella no tiene. La educación no es más que la imagen y el reflejo de la sociedad. La imita y la produce en miniatura, no la crea.
La educación es saludable cuando los pueblos se encuentran en buen estado de salud. Si el medio moral está viciado, puesto que los educadores viven en él, no pueden evitar estar contagiados. Cada nueva generación es educada por su predecesora, es necesario por lo tanto que esta se enmiende para poder enmendar a la que sigue. Es un círculo vicioso. Puede suceder que surja alguien que sus ideas estén por encima de la de sus contemporáneos. Pero no es con individualidades aisladas como se reforma la constitución moral de los pueblos, incluso cuando un sistema pedagógico llegará a constituirse en contradicción con el sistema social, no habría ningún efecto en razón de la misma contradicción. El medio artificial de la escuela sólo puede preservarle durante un tiempo y de manera débil. A medida que la vida real le vaya absorbiendo irá destruyendo el trabajo del educador.
La educación no puede por lo tanto reformarse a no ser que la sociedad se reforme a sí misma. Pero para esto hay que atajar las causas de la enfermedad que padece.  
Lo que sucede es que las características más importantes de la educación es que ha hecho tabla rasa sucesivamente de todas las viejas instituciones sociales.
Les dejo esta reflexión de Durkheim para que cada quien saque sus propias conclusiones.